jueves, 12 de febrero de 2015

1984 - BRASIL

En 1984, para celebrar su quinto aniversario, el Camel Trophy retornó al escenario brasileño, aunque en esta ocasión el itinerario transcurrió por una ruta diferente. El punto de partida se situó en Itaiuba, a orillas del río Tapajoz (afluente del Amazonas por el sur), y el convoy avanzó en dirección noroeste hasta llegar a Manaos, capital del estado de Amazonia, tras recorrer más de 1000 millas durante dieciséis días de aventura. En esta ocasión los organizadores volvieron a elegir vehículos Land Rover, aunque variaron el modelo con respecto al año anterior. Este año eligieron el Land Rover 110.
 
Este año compitieron 6 naciones, incluyendo a Bélgica como participante por primera vez, y cada nación llevo a 2 equipos, siendo esta edición la más multitudinaria hasta el momento.

La ruta seleccionada eligió de Nuevo la famosa autopista Transamazonica, pero esta vez comenzando en Santarem, donde la edición de 1980 había terminado, y finalizando en Manaus, capital de la provincia amazonia, junto a la confluencia del gran Amazonas y también el impresionante Río Negro.

Una particular estación extremadamente lluviosa en el 84 hizo que la ruta originalmente programada fuese imposible de hacerse, así que se busco una alternativa. Sin embargo, la alternativa no fue mucho mejor ya que los equipos no salían de los interminables barrizales con sus 110. 


 Para hacerse una idea de las dificultades que los expedicionarios tuvieron que afrontar, baste con pensar que una de las etapas, atravesó la zona da Jacarea-Canga, en la que se han detectado más de 1000 tipos de malaria. Por otra parte, anacondas, serpientes cascabel, pumas, jaguares, pirañas, caimanes, iguanas y otros muchos habitantes de la selva amazónica y de sus aguas fueron testigos de excepción del paso de los aventureros a través de parajes en los que se dan cita las más variadas especies animales y vegetales, muchas de ellas completamente desconocidas en Europa.
 
 Tres veces el avance de los equipos fue interrumpido por puentes dañados o destruidos, cada uno con alturas superiores a los 12 metros sobre el nivel de las aguas. Los primeros problemas surgieron con el hundimiento de un endeble puente de 10 metros de ancho sobre el río Tapajos, en el preciso momento en que uno de los Land Rover se disponía a atravesarlo. Faltó muy poco para que el vehículo y sus conductores cayeran al río con los maderos del puente.

Este incidente provocó una de las escenas más insólitas de toda la historia del Camel Trophy. Poco después del mencionado hundimiento, un grupo armado formado por una veintena de buscadores de oro apareció súbitamente frente al convoy y acusó a sus integrantes de la destrucción del puente, obligándoles a construir uno nuevo. Para la laboriosa construcción del puente se utilizaron troncos atravesados entre ambas orillas, tarea que se llevo a cabo con la ayuda de poleas y cabestrantes, y entre los troncos se dispusieron las planchas de desatasco para facilitar el paso de los vehículos.

Estos buscadores de oro, los célebres garimpeiros – moradores de los garimpos o poblados – son personajes verdaderamente singulares. Generalmente se trata de antiguos habitantes de las zonas más pobres de las grandes urbes brasileñas que han abandonado sus lugares de origen con la esperanza de encontrar en la selva el oro necesario para cambiar sus vidas. Trabajan de sol a sol, removiendo la tierra y llenando pesados sacos que acarrean hasta las mesas de los lavaderos, para obtener cada día, en el mejor de los casos, un par de gramos de oro que cambian por medicamentos y comida a los comerciantes que se acercan por la zona.

Pero no siempre los peores problemas con que se enfrentan los garimpeiros son los derivados de las penosas condiciones de vida o de los peligros de todo tipo que acechan en el interior de la selva amazónica. Ya avanzada la prueba, concretamente a la salida del poblado de Montanha, la expedición encontró a uno de estos buscadores de oro cosido a puñaladas, y aunque el médico del convoy se ocupó inmediatamente de él, no pudo hacer nada por salvarle. El herido había perdido mucha sangre y murió a las pocas horas.

 Las dificultades fueron muy numerosas. Además de poner de manifiesto sus magníficas condiciones físicas, su capacidad de resistencia y sus habilidades para conducir sobre terrenos plagados de obstáculos, en esta ocasión los participantes del Camel Trophy tuvieron que demostrar también sus conocimientos de mecánica, pues la organización decidió que fueran los propios conductores quienes hicieran frente a los problemas técnicos que sufrieran los vehículos, en lugar de permitir el auxilio de mecánicos especializados, tal como había ocurrido en ediciones anteriores. De esta forma, fueron varios los equipos que se vieron obligados a detener su marcha durante varias horas para reparar las averías de sus maquinas, con el consiguiente esfuerzo necesario para intentar recuperar el tiempo perdido y enlazar con el resto del convoy.
 
El aspecto competitivo de la aventura se dirimió por medio de doce pruebas especiales, donde se conjugaron, como siempre, la destreza, el aplomo, la inteligencia y la velocidad de los participantes, aunque en esta ocasión, por los motivos antes apuntados, las dificultades mecánicas fueron mayores, y nada menos que cuatro vehículos tuvieron que ser abandonados en la selva. El vehículo belga cayo de un puente cuando lo estaban cruzando a una velocidad elevada. El equipo español choco con un árbol en otra de las pruebas especiales. Después de un gran esfuerzo los 12 equipos finalmente llegaron a su destino. Por segunda vez en 3 años, un equipo italiano, este año compuesto por Mauricio Levi y Alfredo Redaelli, por un escaso margen de puntos sobre los alemanes Volker Lapp y Ulrico Schum. Fueron precisamente los alemanes quienes conquistaron el codiciado trofeo al “Espíritu Camel”, otorgado por votación entre los participantes y organizadores.

La participación de España, representada en esta ocasión por dos equipos – uno peninsular y otro canario –, fue muy destacada. Así lo reconocieron los organizadores de la prueba al instituir un premio especial al pundonor, para distinguir el comportamiento de los canarios Armando Sosa y José Joaquín Moreno. Por su parte, el equipo representante de la península compuesto por Alfonso Lerma y Alvaro Domínguez, obtuvo una excelente segunda posición en la designación del “Espíritu Camel Trophy”.

Video resumen en Inglés: 


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