Este año compitieron 6 naciones, incluyendo a Bélgica como participante por primera vez, y cada nación llevo a 2 equipos, siendo esta edición la más multitudinaria hasta el momento.
La ruta seleccionada eligió de Nuevo la famosa autopista
Transamazonica, pero esta vez comenzando en Santarem, donde la edición de 1980
había terminado, y finalizando en Manaus, capital de la provincia amazonia,
junto a la confluencia del gran Amazonas y también el impresionante Río
Negro.
Una particular estación extremadamente lluviosa en el 84 hizo
que la ruta originalmente programada fuese imposible de hacerse, así que se
busco una alternativa. Sin embargo, la alternativa no fue mucho mejor ya que los
equipos no salían de los interminables barrizales con sus 110.
Para hacerse una idea de las dificultades que los expedicionarios tuvieron
que afrontar, baste con pensar que una de las etapas, atravesó la zona da
Jacarea-Canga, en la que se han detectado más de 1000 tipos de malaria. Por otra
parte, anacondas, serpientes cascabel, pumas, jaguares, pirañas, caimanes,
iguanas y otros muchos habitantes de la selva amazónica y de sus aguas fueron
testigos de excepción del paso de los aventureros a través de parajes en los que
se dan cita las más variadas especies animales y vegetales, muchas de ellas
completamente desconocidas en Europa.
Tres veces el avance de los equipos fue interrumpido por puentes dañados o
destruidos, cada uno con alturas superiores a los 12 metros sobre el nivel de
las aguas. Los primeros problemas surgieron con el hundimiento de un endeble
puente de 10 metros de ancho sobre el río Tapajos, en el preciso momento en que
uno de los Land Rover se disponía a atravesarlo. Faltó muy poco para que el
vehículo y sus conductores cayeran al río con los maderos del puente.
Este incidente provocó una de las escenas más insólitas de
toda la historia del Camel Trophy. Poco después del mencionado hundimiento, un
grupo armado formado por una veintena de buscadores de oro apareció súbitamente
frente al convoy y acusó a sus integrantes de la destrucción del puente,
obligándoles a construir uno nuevo. Para la laboriosa construcción del puente se
utilizaron troncos atravesados entre ambas orillas, tarea que se llevo a cabo
con la ayuda de poleas y cabestrantes, y entre los troncos se dispusieron las
planchas de desatasco para facilitar el paso de los vehículos.
Estos buscadores de oro, los célebres garimpeiros – moradores
de los garimpos o poblados – son personajes verdaderamente singulares.
Generalmente se trata de antiguos habitantes de las zonas más pobres de las
grandes urbes brasileñas que han abandonado sus lugares de origen con la
esperanza de encontrar en la selva el oro necesario para cambiar sus vidas.
Trabajan de sol a sol, removiendo la tierra y llenando pesados sacos que
acarrean hasta las mesas de los lavaderos, para obtener cada día, en el mejor de
los casos, un par de gramos de oro que cambian por medicamentos y comida a los
comerciantes que se acercan por la zona.
Pero no siempre los peores problemas con que se enfrentan los
garimpeiros son los derivados de las penosas condiciones de vida o de los
peligros de todo tipo que acechan en el interior de la selva amazónica. Ya
avanzada la prueba, concretamente a la salida del poblado de Montanha, la
expedición encontró a uno de estos buscadores de oro cosido a puñaladas, y
aunque el médico del convoy se ocupó inmediatamente de él, no pudo hacer nada
por salvarle. El herido había perdido mucha sangre y murió a las pocas
horas.
Las dificultades fueron muy numerosas. Además de poner de manifiesto sus
magníficas condiciones físicas, su capacidad de resistencia y sus habilidades
para conducir sobre terrenos plagados de obstáculos, en esta ocasión los
participantes del Camel Trophy tuvieron que demostrar también sus conocimientos
de mecánica, pues la organización decidió que fueran los propios conductores
quienes hicieran frente a los problemas técnicos que sufrieran los vehículos, en
lugar de permitir el auxilio de mecánicos especializados, tal como había
ocurrido en ediciones anteriores. De esta forma, fueron varios los equipos que
se vieron obligados a detener su marcha durante varias horas para reparar las
averías de sus maquinas, con el consiguiente esfuerzo necesario para intentar
recuperar el tiempo perdido y enlazar con el resto del convoy.
La participación de España, representada en esta
ocasión por dos equipos – uno peninsular y otro canario –, fue muy destacada.
Así lo reconocieron los organizadores de la prueba al instituir un premio
especial al pundonor, para distinguir el comportamiento de los canarios Armando
Sosa y José Joaquín Moreno. Por su parte, el equipo representante de la
península compuesto por Alfonso Lerma y Alvaro Domínguez, obtuvo una excelente
segunda posición en la designación del “Espíritu Camel Trophy”.
Video resumen en Inglés:
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