La aventura transamazonica fue el precedente
inmediato del Camel Trophy. Transcurrió por un itinerario paralelo al curso del
río amazonas, un lugar legendario en la historia del descubrimiento del Nuevo
mundo. De esta forma la prueba quedaba ligada desde sus orígenes a uno de los
escenarios míticos de la aventura humana.
Tres equipos de la República Federal Alemana,
iniciaban la primera edición de la prueba que ahora conocemos como Camel Trophy,
y que entonces se llamo “Aventura Transamazónica”, precisamente por celebrarse a
lo largo de una ruta cercana al curso del río Amazonas: la llamada “autopista de
las lágrimas” por los camioneros brasileños, que luchan contra las deficiencias
del firme, el abundante barro y otros numerosos problemas que la hacen casi
intransitable.
Esta carretera es la más larga del mundo. Sus 8.000 kms
sobre tierra rojiza se extienden entre las ciudades brasileñas de Belém, en la
desembocadura del amazonas, y Cruceiro do Sul, situada ya en las estribaciones
de los Andes.
Según cuentan, los 6 integrantes de la expedición condujeron 3 “Jeeps” (Jeeps fabricados por Ford Brasil denominados U50), alquilados localmente a Hertz. Esta fue la única vez que vehículos distintos de la marca Land Rover se usaron en la famosa prueba.
Los 3 equipos comenzaron su viaje cerca de la costa
atlántica, en Belem y condujeron en dirección oeste hasta el pueblo Santarem
junto al río. El viaje llevó a los equipos a través de la densa selva amazónica,
junto a la que corre el más caudaloso y largo río en el mundo.
La autopista de las lagrimas, es una carretera que no
perdona ningún error. Ya en la primera jornada los equipos se dan cuenta de su
primer error, la estiba de los equipajes en los vehículos. Tienen que parar y
reorganizar todo el equipaje perdiendo un tiempo muy valioso ya que a las 6 de
la tarde caía la noche cerrada y los agujeros y roderas eran difíciles de ver,
por lo que deben de conducir como si trasportasen cristales.
Al llegar a Tocantins, los 3 equipos deben de coger el ferry. Aquí se encuentran con
otro problema, necesitan contar con el permiso de la policía local para subir.
Ese problema se solucionó rápidamente con 400 cigarrillos y un par de camisetas,
tras lo cual pudieron subir al ferry quitando el sitio a conductores que
llevaban varios días esperando. Llegan a la otra orilla entrada la noche y
comienzan unos peligrosísimos 80 kms de noche cerrada, donde la conducción se
hace lenta y pesada, viendo agujeros donde no los hay y cayendo en roderas que
no se ven. Al final consiguen llegar a
Malabo, la ciudad de los buscadores de oro. Las reservas del hostal que tenían
desde hace meses para dormir, han sido revendidas a otros visitantes que pagaron
más dinero y el único lugar que consiguen para dormir es un sucio burdel.
El tramo que sigue a Malabo continua siendo una tortura, desniveles, agujeros,
piedras, hacen que los equipos bailen salsa con sus jeeps. No se ven muchos
coches, de los 3 que ven esa jornada uno de ellos esta volcado junto a la
carretera. El capot de los coches se está empezando a agrietar debido al
traqueteo y al peso de la rueda de repuesto y uno de los carburadores está dando
problemas. El tapón de uno de los depósitos de combustible delanteros se ha
salido y solo se dan cuenta de ello cuando empiezan a oler a gasolina. No
obstante, es demasiado tarde. Una llamarada salta en la parte delantera y el
vehículo de Manfred y Richard comienza a arder. No hay heridos pero tanto el
vehículo como el equipaje se han perdido.
El camino hacia Santarem sigue siendo un infierno de
agujeros, piedras, barro. Pinchan varias veces y los últimos kilómetros han de
hacerse con solo 3 ruedas sanas ya que no quedan ruedas de repuesto en buen
estado. Los coches están para el arrastre. Por fin el Hotel Tropical les recibe
no sin antes convencer al recepcionista de que no son vagabundos. Han dejado
atrás 2 semanas muy duras, con calor, barro e insectos, pero realmente han
disfrutado la aventura.
En su regreso a Europa, los equipos fueron recibidos como
héroes, dándose cuenta poco a poco que habían capturado la atención de otros
países alrededor del mundo. Ciertamente nadie entre todos los que habían formado
parte de este primer Camel Trophy, podían ni remotamente imaginarse el
crecimiento que se produciría en las 2 décadas siguientes o su consiguiente
éxit.
Klaus Karttna-Dircks and Uwe Machel, los ganadores del
primer Camel Trophy, se ganaron un hueco en los libros de historia por su éxito
en una expedición que se convertiría en la más famosa de su genero.
Video en inglés:
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